VICTORIA VIENE A CENAR

Un acto heroico juntar a Campoamor y Kent encima del escenario.


Victoria viene a cenar muestra un encuentro insólito entre Kent y Campoamor, una epílogo imaginario donde no sólo se reflexiona sobre la igualdad de voto, si no también sobre las decisiones personales y sus consecuencias.


En ocasiones, el teatro nos permite acercarnos a la historia desde perspectivas diferentes. Este es el caso de la obra escrita por Olga Mínguez Pastor y dirigida por Carmen Nieves, que nos presenta una conversación ficticia, pero profundamente esclarecedora. Se trata de un posible encuentro entre Victoria Kent y Clara Campoamor, interpretadas magistralmente por Celia Medrano y Teresa Soria Ruano.

Las luces se apagan, y en el centro del escenario emerge una sencilla mesa con dos sillas. Estos elementos serán testigos de un duelo épico que trasciende los acontecimientos de 1931, protagonizado por las primeras dos mujeres que debatieron directamente en el Congreso de los Diputados: Clara Campoamor y Victoria Kent.

Sobre la mesa yace uno de los temas más relevantes de principios del siglo XX en España: el sufragio femenino, el derecho de la mujer a decidir sobre su futuro político. En el primer acto, las miradas se cruzan y los reproches llenan el aire. Una única pregunta flota sobre el escenario: ¿Por qué Victoria Kent no apoyó el derecho de las mujeres a votar?

En el segundo acto, los discursos de ambas protagonistas cobran vida bajo la luz de un único foco. Medrano y Ruano miran directamente al público desde sus púlpitos, como si nosotros fuéramos sus compañeros en el Congreso de los Diputados. Finalmente, en el tercer acto, se exploran las consecuencias: la aprobación del sufragio femenino en 1931, la primera vez que las mujeres votaron en 1933, la llegada de la CEDA al poder, y la posterior caída en desgracia de Campoamor. También se aborda la guerra civil y cómo las mujeres de aquella época fueron relegadas al olvido, como si jamás hubieran formado parte de la historia.

Ambas actrices están soberbias, y no necesitan más que el austero decorado tras ellas. Sus palabras resuenan con fuerza y contundencia. Victoria viene a cenar es una obra que expone las heridas de la memoria histórica, reflejando las consecuencias de decisiones difíciles, la rabia y la tristeza, pero también los triunfos. Campoamor y Kent marcaron un precedente, abriendo las puertas a las libertades de las mujeres de hoy. Esta obra arroja luz sobre un período anterior a la guerra civil, una época en la que hubo vida, sueños y una larga lista de mujeres llenas de propósito y valores, borradas por la historia. Mujeres que, en esta obra, son finalmente recordadas.

Victoria viene a cenar estrena su cuarta temporada con un éxito rotundo, llenando la sala de los Teatros Luchana cada viernes. Una obra de teatro histórica que revive el debate político que defendió el sufragio femenino hace ya 93 años.


Por Marta Martínez.