Transformers One
Si te pones a ver una peli de Transformers, ya sabes lo que te espera: un montón de transformaciones robóticas flipantes, que es justo lo que da nombre a la saga. Pero, salvo por la peli de Bumblebee de 2018 y El despertar de las Bestias (en mi opinión), las demás han sido larguísimas, pesadas y aburridas, a menos que seas un fan incondicional de los juguetes de Hasbro. Por eso, es una alegría contar que la primera película animada de Transformers en casi 40 años es una historia de origen entretenidísima, que incluso los que no son superfans pueden disfrutar. Además de las secuencias de acción, que son puro espectáculo, Transformers One te arranca unas cuantas risas con chistes ingeniosos tanto a nivel verbal como visual y, sorpresa, hasta tiene emoción de la buena. Considera la franquicia revitalizada.
Las historias de origen a veces son un acierto o un desastre (¿alguien ha dicho Furiosa?), pero, al igual que en la última película de las Tortugas Ninja, la animación parece haber obrado su magia aquí. Lo cual tampoco es que sorprenda mucho, porque los personajes humanos en las pelis anteriores siempre han sido un poco de relleno.
Si alguna vez te has preguntado cómo empezó la bronca entre Optimus Prime y su archienemigo Megatron, esta es tu película. Bajo la dirección magistral de Josh Cooley (Toy Story 4), conocemos a los personajes cuando eran simples bots sin capacidad de transformarse, trabajando como mineros en el planeta Cybertron. Aún no tienen sus nombres icónicos, aquí son conocidos como Orion Pax y D-16. La historia empieza con los dos forjando una amistad rápida, unida por su odio común hacia los Transformers de élite que les tienen oprimidos.
El más ambicioso de los dos, Orion Pax, decide arriesgarlo todo viajando a la superficie prohibida en busca de la perdida Matriz de Liderazgo, con la esperanza de restaurar el flujo de Energon, esencial para sobrevivir. Le acompaña un D-16 reticente, junto a otros compañeros como Elita-1 y el parlanchín y bromista B-127, que más tarde conoceremos como Bumblebee, aunque por ahora prefiere llamarse "Molatron".
Todo esto desemboca en el descubrimiento de que el líder de la sociedad, Sentinel Prime, no es lo que parece. En medio de un conflicto existencial, también se encuentran con personajes como el sabio Alpha Trion y Starscream.
Los guionistas Eric Pearson, Andrew Barrer y Gabriel Ferrari logran mezclar a la perfección elementos cómicos y dramáticos en una historia que avanza a buen ritmo y que narra la ruptura entre los dos personajes principales de manera clásica. Hay un montón de momentos divertidos, y la peli evita la típica tendencia actual de meter referencias a la cultura pop, apostando en su lugar por chistes rápidos y sutiles. (Cuando uno de los mineros se despierta tras un accidente en una carrera, pregunta: "¿He ganado?" y le responden: "Has participado").
La animación por ordenador, con estilo 3D, es una pasada, desde el diseño de los personajes (probablemente los Transformers más expresivos que hemos visto) hasta las secuencias de acción elaboradísimas (la carrera es un punto álgido) y los escenarios detallados que hacen que todo se sienta muy real. Hay tanta imaginación visual que hace falta verla varias veces para captarlo todo.
Pero por muy espectacular que sea lo visual, no serviría de nada si Transformers One no tuviera una historia bien construida, personajes con profundidad y diálogos ingeniosos que recuerdan a lo mejor de Pixar. Y eso es algo que nunca pensé que diría de una peli de Transformers.
MGC.