OPERACIÓN KANDAHAR
Sinopsis
Tras sabotear un reactor nuclear iraní, el agente Tom Harris (Gerard Butler) descubre que su identidad ha sido revelada a los medios después de que un informante expusiera la implicación de la CIA en la destrucción del reactor. Harris dispone de sólo 30 horas para llegar al aeropuerto de Kandahar (Afganistán) y evitar su captura. Para conseguirlo, necesitará la ayuda de un traductor afgano llamado Mo (Navid Negahban) que desprecia la violencia y el derramamiento de sangre causado por el conflicto bélico. Perseguidos por peligrosas amenazas, entre las que se encuentra el despiadado asesino Kahil (Ali Fazal), Tom y Mo se verán obligados a unir fuerzas para llegar, de una pieza, a Kandahar.
Dirigida por: Ric Roman Waugh
Reparto: Gerard Butler, Navid Negahban, Bahador Foladi, Ali Fazal, Travis Fimmel
Fotogalería
¿Qué opinamos?
Desde luego, la apertura de la película tiene una comedia involuntaria, con Butler posando como un operario de telecomunicaciones para infiltrarse en suelo iraní. Encarnando al intrigante Tom Harris, Butler representa a un agente de la inteligencia estadounidense, sin esconder su acento escocés. Aquí nos encontramos con el arranque de la historia con un semblante serio: una sala de control repleta de gente aplaudiendo la demolición de una planta nuclear iraní, seguida por un plano de Butler empequeñecido por la humareda resultante. Pese a reconocer la tensión entre Occidente y Oriente Medio como un embrollo interminable y pesadillesco, Kandahar no llega lo suficientemente lejos. Aunque el tipo de películas de Butler, quizás de forma injusta, suele dirigirse a una audiencia más "carnívora", su última obra se sitúa en un dulce equilibrio y coquetea con ambos bandos. Sin duda, la visión de un hombre ahorcado saludando a Tom en su viaje nocturno a la "nueva" Afganistán post-retirada es un aliciente para los seguidores de Jake Tapper. Podríamos recurrir a la excusa de "bueno, es una película de acción de Gerard Butler", pero el tono relativamente más serio (buscando ser una "buena" película más de lo usual para el protagonista) la hace al menos un poco propensa a dicha crítica.
No obstante, podemos apartar momentáneamente nuestras predilecciones políticas cuando la trama cobra vida. Las cosas pronto se complican para Tom cuando él y su compañero de la CIA ven sus identidades reveladas por una filtración que proclama que su destape "será más grande que Snowden y WikiLeaks juntos". Tras aceptar "un último trabajo" en Afganistán, incapaz de resistirse al dinero, Tom se encuentra repentinamente en fuga junto a su traductor Mo (Navid Negahban), huyendo de diferentes asesinos procedentes de varios países de Oriente Medio. Se gesta una especie de película de camaradería entre las persecuciones y los disparos: como padres de familia cada uno a su manera, Tom y el traductor hallan similitudes a pesar de sus orígenes tan diferentes. Sin embargo, un discurso (o más bien una confesión) de Tom en el tercer acto acerca de la arrogancia e imprudencia de Occidente a su compañero se percibe como un intento forzado de añadir un atisbo de negación plausible a cualquier inclinación reaccionaria, resultando plano y condescendiente. Dicho esto, Kandahar resulta una cinta moderadamente atractiva una vez que la trama se pone en marcha, en cuyo punto su nebulosa posición moral no irritará demasiado al espectador. Ric Roman Waugh, colaborador habitual de Butler, ha conseguido aquí al menos una película de más categoría que, ejem, Objetivo: Washington. El film no abusa de la rugosidad del estilo cámara en mano ni de una gradación de color tétrico y avanza a un ritmo constante. Las dos grandes secuencias de acción, un tiroteo con gafas de visión nocturna y un clímax a plena luz del día repleto de explosiones y camiones volcando, resultan emocionantes y rememoran al cine más clásico.
El extraño sentimentalismo de los últimos minutos de Kandahar deja un regusto amargo con el que terminar, sin mencionar un cierto cambio de conciencia en la sala de control de la inteligencia estadounidense que no resulta especialmente creíble. Que la ambigüedad geopolítica de Kandahar no sea la más enriquecedora quizás era previsible, pero unido a unas dinámicas de personajes insípidas, lamentablemente desaprovecha el potencial de la expresión fatigada de Butler bajo presión.
MGC