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Que opinamos

Durante la travesía estelar que abarca 23 cintas, tres distintas "eras" y una "epopeya" general, el Universo Cinematográfico Marvel tejía su telaraña cósmica a lo largo de la primera década, culminando en un relato maquinado meticulosamente para inflamar la respuesta emocional del espectador: "El Chasquido" (o, en la jerga de este cosmos, "el Blip"), donde la mitad de la vida del universo se desvanecía en el éter por la mano cruel del temible Thanos durante un lustro. La cuestión de cómo el MCU planea forjar otra epopeya centrada en la contienda eterna entre la luz (nuestros superhéroes) y las tinieblas (algún vil antagonista), donde el destino del universo pende de un hilo sutil, es crucial. Pero son las hebras sueltas de esa saga inicial las que aún palpitan.

Si bien todas las películas de Marvel que siguieron a "Avengers: Endgame", donde se restauró la mitad faltante de la población a manos de los Vengadores, quienes también habían sufrido sus propias pérdidas, han rozado la devastación emocional que un evento de tal magnitud provocaría, ninguna ha tenido la audacia de zambullirse de lleno en ella. "Spider-Man: Far From Home", la primera película que llegó tras "Endgame" y la verdadera conclusión de "La Saga del Infinito", esbozó la sensación del mundo post-Blip con una serie de chistes y un viaje escolar a Europa (¿acaso un poco de terapia para estos chicos?). No obstante, ocho películas después del final de esa saga, solo una ha intentado sacar partido del vasto y desordenado desamor que debería haber sido el faro de esta franquicia durante al menos los últimos cuatro años: Guardians of the Galaxy Vol. 3, de James Gunn. Aunque la película de Gunn, su última entrada en Marvel y la clausura de la trilogía que ha dirigido durante casi una década, no aborda directamente "el Blip" (¿alguien recuerda que los Guardianes perdieron a más de la mitad de sus miembros durante cinco años? ¿no? Bien...), sí apunta directamente al tipo de honestidad emocional que el MCU necesita tan desesperadamente.

Si la mayoría de las películas de Marvel hacen que su público se levante y aplauda, la de Gunn hace algo aún más significativo: hace que se levante y llore. (Sí, estamos hablando de las películas con el mapache violento y el árbol parlante). La especial marca de sinceridad, humor y violencia de Gunn siempre ha encajado a la perfección con la tripulación de "GOTG" - no hay otros personajes en la actual alineación del MCU que sean tan hábiles a la hora de gastar bromas mientras destrozan absolutamente una habitación llena de malos - y lleva esa alquimia hasta extremos demenciales en su capítulo final. No siempre acierta del todo, pero dice algo de Marvel, de estos personajes y de este cineasta que esta tercera película de una serie que encaja en una franquicia de 32 largometrajes en un hilo argumental secundario y delicado en "Guardianes de la Galaxia Vol. 3" se centra en la relación entre Peter y Gamora, que ha sufrido un duro golpe tras la muerte y posterior resurrección de Gamora en una línea de tiempo alternativa. Esta Gamora del pasado, que ahora existe en el presente, no tiene recuerdos de su relación con Peter, lo que provoca un conflicto emocional intensamente sentido tanto por Peter como por el público. A través de esta trama, Gunn ofrece una meditación reflexiva sobre la naturaleza del amor, la pérdida y la identidad, y utiliza esta dinámica para explorar los temas de la redención y el perdón de una forma que nunca antes se había visto en el MCU.

Peter, interpretado con una mezcla de desesperación y esperanza por Chris Pratt, lucha por reconciliar su amor por la Gamora que conoció con la mujer que tiene delante, una que lleva el rostro de su amada pero que no tiene ninguna memoria de él. Gamora, por su parte, está atrapada entre la lucha por entender quién era en el pasado y quién quiere ser ahora. Aunque podría haber sido fácil caer en el melodrama, Gunn maneja este conflicto emocional con un cuidado y una sensibilidad impresionantes, permitiendo que los personajes y la audiencia se sumerjan en el dolor de esta situación, pero también en la posibilidad de un nuevo comienzo.

El regreso de Gunn al timón de "Guardianes de la Galaxia Vol. 3" también ha permitido que el director regrese a algunos de los temas que ha explorado en las dos primeras películas de la serie, como la idea de la familia elegida y la posibilidad de la redención. A lo largo de la trilogía, los Guardianes han pasado de ser un grupo de forajidos a ser una auténtica familia, unida no por la sangre, sino por el amor y la elección. En esta última entrega, Gunn continúa explorando estas ideas, mostrando cómo cada miembro de la tripulación ha crecido y cambiado a lo largo de sus viajes juntos, y cómo su definición de lo que significa ser una familia ha evolucionado con ellos.

Además de todo esto, "Guardianes de la Galaxia Vol. 3" ofrece una generosa dosis de humor ingenioso, combates emocionantes y efectos especiales deslumbrantes. Gunn nunca deja que el drama y las emociones de la película eclipsen su sentido del humor, y hay muchas bromas y gags visuales que aligeran el tono de la película y la mantienen en sintonía con el espíritu de las dos primeras entregas.

En última instancia, "Guardianes de la Galaxia Vol. 3" es una despedida emocionalmente resonante para una serie que ha sido siempre uno de los puntos más brillantes del Universo Cinematográfico Marvel. A través de su enfoque en el dolor, la pérdida, el amor y la redención, Gunn ha creado una película que no solo es un excelente cierre para la trilogía, sino también una reflexión conmovedora sobre lo que significa ser humano en un universo lleno de dioses y monstruos. Y mientras los Guardianes sigan volando por el espacio, su lema no oficial sigue siendo el mismo: "Somos Groot".