Festival Mad Cool 2024: Cuatro Días de Pura Magia

16.07.2024

La séptima edición del Mad Cool Festival en Madrid llegó con una misión clara: hacer olvidar los tropiezos del pasado y ofrecer una experiencia épica. Con un aforo reducido y mejores conexiones de transporte, el festival encontró el equilibrio perfecto entre la energía frenética y un ambiente más chill. Pearl Jam, The Smashing Pumpkins, Dua Lipa, Sleaford Mods, The Killers y The Breeders encabezaron una alineación que hizo vibrar a un público diverso.






Miércoles: Empezando con el pie derecho





El miércoles arrancó con Soccer Mommy enfrentándose al sol madrileño con su pop introspectivo y toques shoegaze. Aunque la hora no era la mejor, Sophie Allison y su banda dejaron a todos con un buen sabor de boca. Al otro lado del recinto, Tom Odell tocaba melodías melancólicas en su piano, pero fue Janelle Monáe quien se robó el show con su torbellino de sonidos bailables, canalizando a Prince, Miles Davis y Michael Jackson.

Luego, llegó el turno de Garbage. Shirley Manson, con gafas de sol blancas y una bolsa de hielo en la frente, desafió el calor y junto a su banda hizo explotar el escenario con su sonido noventero. Hits clásicos, canciones nuevas y una vibrante versión de "Cities In Dust" de Siouxsie And The Banshees hicieron que todos se rindieran a sus pies.




La aparición de Dua Lipa fue como un cohete. Con su show eurovisivo, apoyado en su reciente álbum "Radical Optimism", la británica y su equipo de bailarines hicieron vibrar a todos. Mientras tanto, en otro escenario, Sexyy Red encendía la fiesta con su hip-hop deslenguado y bailes subidos de tono, creando un contraste fascinante con la precisión milimétrica de Dua Lipa.







The Smashing Pumpkins cerraron la noche con una actuación poderosa, tirando de sus grandes éxitos con una energía casi metalera. La incorporación de la guitarrista Kiki Wong y Jack Bates, hijo de Peter Hook, añadió un toque fresco y potente a su sonido. La versión industrial de "Zoo Station" de U2 fue uno de los momentos más memorables.








Jueves: Fiesta en estado puro




El jueves comenzó con rachas de viento sahariano que retrasaron la actuación de Russian Red, pero no detuvieron a Larkin Poe y su blues rock sureño, ni a The Heavy con su propuesta teñida de clasicismo soul. Michael Kiwanuka brilló en el escenario Mad Cool, navegando entre el R&B, la psicodelia y el rock progresivo.



Mando Diao, con un poco de retraso, ofrecieron un show de rock fibroso, aunque les faltó algo de pegada. Keane, desde el otro extremo del recinto, tocaron su indie pop sin guitarras y se mostraron agradecidos por seguir en la música veinte años después de su debut.



¿Sabes esa sensación cuando descubres algo o a alguien por primera vez y te revuelve todo por dentro, pero en el buen sentido? Pues justo eso me pasó a mí el segundo día del Mad Cool. Fue amor a primera escucha. Había oído hablar del grupo por un amigo, pero nunca los había escuchado. ¡Lo que me estaba perdiendo! Merino, sois increíbles.





La jornada culminó con Pearl Jam. La mítica banda de Seattle, que repetía años después de su última actuación en el festival, irrumpió en el escenario con una energía brutal. Eddie Vedder, con su "español de mierda" (palabras suyas), presentó a sus "amigos" del grupo mientras alternaban hits incontestables como "Daughter" y "Even Flow" con material de su reciente "Dark Matter". La versión de "Rockin In The Free World" de Neil Young fue el cierre perfecto para una actuación que demostró por qué Pearl Jam sigue siendo una de las grandes bandas del rock.






Viernes: Contrastes y energía a tope





El viernes fue un día lleno de contrastes. Empezó con el pop caleidoscópico de Unknown Mortal Orchestra y las melodías bonitas de Alvvays, peleando por la atención de los asistentes. Los rincones de sombra junto a las mesas de sonido se convirtieron en lugares muy codiciados. La falta de cobijo sigue siendo un problema, pero alguna razón habrá para que no lo solucionen.




Sleaford Mods, con su propuesta cruda y primaria, funcionaron perfectamente a pesar del tamaño del escenario Region Of Madrid. Los bailes peculiares de los británicos contagiaron al público, mientras las bases demoledoras y rimas de la Inglaterra profunda fluían como un torrente ácido.


Tom Morello, el guitarrista de Rage Against The Machine, sorprendió al subir a su hijo de trece años al escenario, demostrando que el talento es de familia. En el escenario Orange, Jessie Ware debutó en Madrid con una descarga de pop con espíritu disco que fue más que agradable.




Sum 41 hicieron exactamente lo que se espera de una banda de punk melódico de los noventa y primeros dos mil. Deryck Whibley y su banda se entregaron al máximo, recordándonos por qué se convirtieron en referentes del género. El carisma y la energía de Whibley en el escenario fueron contagiosos, llevando al público a un viaje nostálgico por sus grandes éxitos. Sin embargo, el vocalista nos recordó que su recorrido está llegando a su fin, porque "ya han tenido suficiente". Esta noticia dejó a muchos fans con un sabor agridulce, ya que aunque disfrutaron de la actuación, también sintieron la tristeza de una posible despedida. 




El día culminó con dos bandas opuestas: los italianos Måneskin, con su poderío juvenil y capacidad para asimilar influencias del rock, y The Breeders, que con su indie norteamericano de los noventa llenaron de simpatía y solidez su actuación, recordando por qué siguen siendo una banda relevante.




Sábado: El gran final



El último día comenzó con un sol cegador y una selección de artistas menos sólida que los días anteriores. The Warning, con su hard rock canónico, fue una de las sorpresas del día. Nathaniel Rateliff y sus Night Sweats ofrecieron una actuación vibrante de rock, soul y góspel, culminando con una versión de "Dancing In The Dark" de Springsteen que fue uno de los momentos más destacados del festival.



Avril Lavigne, aunque no en su mejor forma vocal, hizo disfrutar a sus fans con su pop punk. A la misma hora, los madrileños Fuet! desplegaban su hardcore sin concesiones en una de las carpas. Bring Me The Horizon, con su emo-metalcore, hicieron vibrar al público al atardecer. The Killers, fieles a su estilo, ofrecieron un show puntual y emotivo, con Brendan Flowers demostrando ser un frontman de la vieja escuela. The Kooks cerraron el festival repasando su trayectoria, poniendo el broche final a una edición ecléctica y emocionante.



Mad Cool 2024 fue un éxito rotundo, consolidándose como un evento imprescindible en el calendario de festivales. La diversidad musical, la organización mejorada y la energía del público hicieron de esta edición una experiencia inolvidable.

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